Terminando ya el mes de julio, la economía argentina se encuentra a la espera de la resolución de su prolongado proceso de renegociación de la deuda externa. En efecto, a pocos días de la fecha de cierre, prevista para el 4 de agosto, se espera que hoy o durante el fin de semana, el gobierno nacional anuncie una nueva prórroga hasta fines de agosto.
Esto sucede luego de que los tres principales grupos de bonistas rechazaran la última versión de la oferta de Martín Guzmán, presentaran una contraoferta propia y declararan tener el apoyo suficiente como para bloquear la propuesta del gobierno nacional.
La economía argentina se encuentra a la espera de la resolución de su prolongado proceso de renegociación de la deuda externa.
No es de sorprender que, en tanto se dilata aún más la restructuración, las severas restricciones al acceso a divisas impuestas por el Banco Central a las compañías importadoras (Circular 7030), se hayan prorrogado un mes más. Mientras tanto, con la cuarentena aún vigente en el área metropolitana de Buenos Aires, la recuperación del consumo y la actividad se demoran, lo cual obliga al gobierno a lanzar una nueva etapa del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), así como extender la prohibición de los despidos por 60 días.
En este contexto, la gravedad del golpe que sufra la economía argentina en 2020 sólo podrá ser aminorado en la medida en que el gobierno de Alberto Fernández logre un doble objetivo: controlar la pandemia de COVID-19 en el AMBA y lograr la reestructuración de la deuda nacional, primero con los bonistas y luego con el FMI. Tal vez sea aquí donde se defina el futuro del actual gobierno. El desafío es enorme y el tiempo escaso.